La Obsidiana ha llegado a mi vida hace más de 19 años. Ella vino para guiarme a limpiar el cuerpo y el alma de marcas tan profundas visibles e invisibles. Fue un enamoramiento a primera vista, mis manos no podían soltarla. He aprendido de su tecnología, sin poder escapar de toparme con mi propia sombra y el bendito martirio del alma.

Estuve 6 años cultivando su fuerza, sin cursos ni libros. noches de insomnio, vómitos, oscuridad del alma, perdidas de energía, visiones, verdades y grandes curaciones mágicas.

La he trabajado en todos sus formatos y colores: en bruto, cuchillo, espejo, esfera, huevo, negra, verde, azul, roja, ojo de buda, arco iris, huichol, etc. Esta maestra me ha “INICIADO” en una noche de fuego de la que casi no pude regresar, ella me llevo de viaje hacia mis miedos más hondos. Esa noche, en ceremonia sin tiempo, la obsidiana me hizo un corte profundo en una cicatriz que ya tenía en mi esternón. Me abrió nuevamente esa gran marca, vi el hueso, bebí mi sangre sintiendo una electricidad de AMOR tan profunda y tan iniciática. Luego…una voz de trueno me dijo: Guiarás a otros a amarse a sí mismos con sus cicatrices del alma. Ese día supe para siempre que al recuperar mis partes perdidas del alma comenzaría a guiar hacia la maestría del miedo, el intento y la transformación. Para algunas tensiones crónicas, la solución es transformar la causa que la originó.

No me considero una maestra en su uso desde la técnica, solo me dejo guiar, por esa voz a la que escucho internamente.